Manejo del conflicto en la relación de pareja

Manejo del conflicto en la relación de pareja

Durante la historia de la humanidad se han venido desarrollando diversas teorías donde se validan fortalezas y debilidades de cada género. Donde inclusive a través del humor se busca recrear episodios del diario vivir que gráficamente describen los excesos y falencias del temperamento, formas de reaccionar, manera de dirigir la controversia, gustos y necesidades entre otras más, diferencias al final entre hombres y mujeres. Las mujeres generalmente más expresivas y detallistas en su hablar y los hombres más puntuales buscando evadir preguntas capciosas o conversaciones largas.
A nivel cerebral son notorias las diferencias, la mujer con tendencia a ser analítica y reflexiva el hombre buscando llegar a una conclusión sin muchos rodeos. Los dos emocionales pero la mujer tomando los comentarios de manera más personal y el hombre por su lado buscando claridad de la situación, huyéndole a largas conversaciones y cuestionamientos.

Ambos hombres y mujeres con necesidades sociales, emocionales y afectivas, pero con marcadas diferencias en la manera de buscar y fomentar estos procesos. Y ni que decir del lenguaje no verbal, el lenguaje expresivo del cuerpo, las miradas, los gestos, los movimientos de manos, en fin, son varias las diferencias que también encontramos en esta área. Sin embargo, el problema de la convivencia en las parejas no se da solo por el desconocimiento de estas diferencias sino ante todo por el manejo competitivo al que se cede por el ego.

“El amor propio” nos juega una mala pasada. Pues en el afán de no querer perder, de no ceder o aún peor en caso de no amor propio donde solo se cede y se calla; es allí donde se crean los grandes conflictos de pareja. Conflictos que van creciendo y evolucionan creando sentimientos de rencor, rabia, prevención y revanchismo. Sentimientos que atañan en la inseguridad, miedo, desconcierto y desesperanza en cada uno. Esto a su vez va generando una actitud de prevención y anticipación a la defensiva o al ataque en un futuro desencuentro. Actitudes negativas que desvían los propósitos de estar juntos, de tener y hacer una familia, actitudes que hacen creer al otro que el amor, el respeto y la comunicación desaparecieron.

Herir a quien amamos es tan fácil, pues lo primero que se conoce de la persona con quien te involucras emocionalmente es lo que le agrada y lo que no, lo que le molesta y lo que no tolera. Y es por eso que las discusiones en pareja son tan significativas, porque tu pareja sabe como ofenderte y enojarte más y viceversa, tu pareja conoce las tuyas.


Si pensamos en esta sola variable, y la direccionáramos de manera diferente, dejando las ofensas y actitudes que resultan agresivas para tu pareja, estarías potencializando el conflicto para ser resuelto; y no como termina sucediendo siendo desplazado o ignorado, porque la forma en que se dijo, los términos, gestos y tono de voz usado hace que el contenido (punto en desacuerdo) pierda su valor.

La comunicación efectiva es la herramienta que permite relaciones proactivas y duraderas.

Y si revisamos el contenido anterior, resulta fácil de llegar allí. Si aprendes a predecir a tu pareja (que le gusta, que le ofende) y aprendes a observarte mejor y controlar tus reacciones impulsivas logras ser un excelente moderador. Este es un propósito que invito a que sea conjunto, no siempre los dos están en capacidad de autorregularse, pero si al menos uno entiende el concepto lograran entonces llegar a la negociación en un momento de desacuerdo. La clave está en cómo lo digo.

Entre mas te conoces a ti mismo, mejor reconoces tus debilidades y fortalezas y mejor puedes también anticipar y filtrar tus reacciones a través de una comunicación asertiva. Quedarse callado nunca es una opción. Diferente a escuchar y dejar que la temperatura de la conversación baje para retomar la situación.

Tips de comunicación:

  • Hablar de la situación en conflicto no de la persona. Ej: El carro quedo sucio en lugar de tu limpiaste mal el carro. De esta manera se focaliza la conversación sobre la situación y no se vuelve personal.
  • Moderar el tono de voz. Siempre que elevas el tono de voz, el receptor tendera a gritarte también y/o temer y se queda callado(a). El temor no es amiga de la comunicación, genera confusión y olvido.
  • Evitar el uso de Adjetivos totalitarios como: Siempre, Nunca, todas las veces. Estas palabras hacen que el receptor personalice el conflicto y se prepare al ataque o la defensa.
  • El lenguaje corporal debe ser coherente al lenguaje hablado. De nada sirve hablar pausado si los gestos hacen que te teman.
  • Ser puntuales y focalizar el tópico de desacuerdo, no es buena idea traer la colección de inconformidades, porque se desvía la atención y con seguridad nada se resuelve.
  • No usar ofensas o juzgamientos esto no traerá resolución a la situación sino mas molestia y evitación por parte del otro.
  • Buscar el lugar y momento oportuno para discutir del asunto en conflicto, importante no discutir delante de los hijos, familiares y/o amigos. Este es un problema entre dos, que debe ser solucionado de igual manera. Involucrar terceros solo hace mas grande el conflicto y des empodera a uno de los dos según sea el caso.
  • Crear la rutina de escuchar y dejar hablar. Los monólogos se convierten en cantaleta donde se habla de todo y no se soluciona nada, pues el receptor pierde el interés y la atención
  • Evitar conclusiones cerradas de SI/NO. Tengamos en cuenta que toda negociación requiere de un compromiso y este debe ser descriptivo y personalizado. Ej: La próxima vez que pase esto yo me comprometo a… mejor a decir si tienes razón.