Niños ricos, padres exhaustos

Niños ricos, padres exhaustos

Ser padre o madre en estos tiempos requiere de más esfuerzos de lo que otras generaciones vivieron en su momento. El bombardeo de la publicidad desmedida, la constante actualización de electrónicos y video-juegos, la avalancha de artistas imponiendo la moda del momento; son solo algunos de los aspectos que motivan a nuestros hijos a entrar en la búsqueda desmedida de satisfacer sus gustos. Los padres por su cuenta entran en el juego absurdo de complacerles, de secundar sus deseos, de dar sin medida, sin caer en cuenta del daño que se les esta hacienda para su presente y futuro. Pues el costo de lo que se quiere no importa, lo importante es tenerlo. Debido a la falta de tiempo, muchos padres reemplazan y demuestran su afecto con regalos y gratificaciones físicas. El sentimiento de culpa los lleva a buscar una compensación física, el regalo, la subscripción a.., la actualización de.., en fin situaciones que implican entrar en una carrera de consumo desmedido.

Si bien en cierto que es importante premiar, reconocer y demostrar afecto bajo estímulos físicos, también les invito a recapacitar hasta donde hemos desplazado el beso, el abrazo, la conversación uno a uno, la salida a cine, a los centros de entretenimiento para chicos? Cada vez es más usual ver a los chicos solos y a los padres en su teléfono, si es que salen juntos. Es entonces cuando me pregunto si realmente esta generación está siendo más afortunada? Como suele pensar la mayoría. Los chicos tienen acceso a más cosas pero no necesariamente a mejores valores, a mejores relaciones con los padres ni a un mejor ejemplo de unión familiar. Los niños terminan viviendo con sentimientos de ansiedad y frustración constante, pendientes de lo último del mercado, y si el amigo, primo o vecino lo consiguió primero que ellos; pero además escalando entre conductas obsesivas y adictivas. Y ni que hablar de la tristeza y frustración que expresan; “soy el único o la única que no tengo…” o “todos mis amigos tienen o han ido y yo no”, y por supuesto el sentimiento de culpa y pesar de los papas es inminente. Y es entonces cuando se sigue alimentando este ciclo destructivo de relaciones basado en lo que me das. Pero que hacer para romper esta dinámica de relaciones interesadas y poco cercanas? A continuación les presento algunas sugerencias:

• Tenga una conversación consigo mismo y ojala escribiendo los valores y principios (ej: amor, respeto, comunicación, gratitud, responsabilidad, etc.) que quisiera usted compartir con sus hijos, dejarles de legado.

• Comparta estos valores con su esposo (a) y lleguen a un acuerdo mutuo, donde se establezcan cuáles quieren que identifiquen su familia

• Ahora determine en donde están las debilidades, y compártanlas con sus hijos

• Establezcan conjuntamente si sus hijos son mayores de 7 años) un plan de manejo de recompensas, premios, gratificaciones por conductas especificas (ej; si tus calificaciones en el colegio están por encima del 80% o si tienes todo en (A y A+) entonces te ganas el juego que quieres).y si son menores de 7 años usted (s) debe (n) determinar esos premios.

• Toda conducta positiva no debe ser premiada con elementos físicos. Disminuya el costo, de tal manera que se identifique lo que hace parte de sus responsabilidades (ej; hacer la cama, lavar su plato etc.) las cuales por supuesto son esperadas como parte de la educación, consideración y respeto por los demás.

• Establezca un plan de ahorro donde los chicos aprendan a usar su propio dinero y aprendan el costo que representa adquirir un bien por sí mismos.

• Implemente el refuerzo emocional: el abrazo, el tiempo dedicado para compartir actividades de ellos (deportivas, programa de tv, juegos de mesa etc), las palabras de apoyo, la nota de felicitación y por supuesto la comunicación diaria de lo bueno y no tan bueno del día para las dos partes, padres e hijos.

• Incentive al menos una comida compartida en familia diariamente, donde se compartan anécdotas, inquietudes pero no reglas o reprimendas.

• Incentive a sus hijos a hacer donaciones, a ser voluntarios a dar. Esto en la práctica sensibiliza más que ciento de conversaciones juntas, sobre la importancia de dar al que necesita.

• Cree el ambiente de conversación sobre el querer o desear algo o realmente necesitarlo, para así desarmar la ansiedad de adquirir más y todo cada día.

Estos son algunas sugerencias que con seguridad harán un cambio en su sentimiento de agotamiento como padre y madre de niños consumistas. El valor del amor y comunicación con nuestros hijos es in-negociable, no hagamos parte del problema, convirtámonos en parte de la solución.

Sandra Riaño